Ragnar Arnason, experto en economía pesquera

Ragnar Arnason, experto en economía pesquera

Durante su cuarta visita a Chile, Ragnar Arnason, PhD del Departamento de Economía de la Universidad de Islandia, fue el invitado “de honor” al seminario organizado por la Cámara de Diputados, que marcó el punto de inicio del debate sobre la renovación de los LMCA.

Arnason es uno de los principales referentes de la literatura sobre derechos de propiedad en pesca, y cumplió un rol importante en el desarrollo del sistema de Cuotas Transferibles de Pesca (CIT) en su país. Ello, además de participar en la implementación de éste en otras naciones, como Estados Unidos, Reino Unido, Noruega, la Unión Europea (UE), Corea, Japón y Perú.

Según lo publicado por El Pescador, en su intervención de más de una hora y media en el Congreso, el investigador se enfocó en los derechos de propiedad y su importancia, como también en la experiencia internacional en la adopción y aplicación de las CIT. A su juicio, los derechos de propiedad cumplen un “rol económico vital”, pues son fundamentales en la organización económica del mundo, conduciendo los mercados.

Explicó que en pesca el problema de la propiedad común es que conduce a un excesivo esfuerzo. “Demasiadas naves, una dramática disminución de las especies, incluso algunas desaparecen, y poco o nada de utilidades, o sea, prácticamente ningún beneficio económico”, sentenció.

El economista islandés argumentó que un derecho de propiedad perfecto debe tener ciertas características o derechos asociados, que son seguridad (para mantener la propiedad); exclusividad (que nadie más pueda usarlo, sin autorización del propietario); permanencia (duración) y transferibilidad (comercialización).

“Ante un derecho de propiedad perfecto se tiene la máxima eficiencia económica”, puntualizó. En pesca, agregó, algunos derechos de propiedad son las licencias pesqueras, las cuotas de esfuerzo, el uso territorial, (área de manejo), los derechos comunitarios (cuotas por caleta) y las cuotas individuales (LMCA).

Puntos a favor

El experto islandés definió las cuotas individuales como “el derecho a extraer cierta cantidad de pesca”. Y precisó que comenzaron a aplicarse en la década de 1970, primero en Islandia y Holanda, para luego ser adoptadas por las demás naciones pesqueras. En la actualidad, son 22 países los que cuentan con este mecanismo para administrar sus pesquerías.

Arnason dijo que los resultados a través del tiempo han exitosos desde el punto de vista económico y ecológico, lo cual explica que se hayan adoptado con tanta rapidez. Las CIT, añadió, producen diversos efectos positivos: reducción del esfuerzo; disminución de la flota y del capital de pesca; recuperación o mantención de la biomasa; aumento del precio unitario en tierra; incremento de las utilidades de los operadores; valorización de las cuotas conformes para el tiempo (al igual que ocurre con el m2 de terreno); y reducción del descarte, “pues se maximiza el valor de la pesca y no el volumen; cuesta dinero pescar y luego botar”. Además, para quienes las poseen, las cuotas se convierten en un respaldo ante las entidades financieras.

Asignación por antigüedad

En cuanto con la asignación inicial de la CIT, Arnason explicó que existen tres formas. La principal, por antigüedad o historia pesquera; y en pocos casos por decisión gubernamental (Sudáfrica, Namibia y Marruecos, para fomentar el desarrollo de una actividad pesquera incipiente) y a través de subastas (sólo cuatro ejemplos en el mundo).

El economista de la Universidad de Islandia afirmó que es común que se decida utilizar el derecho por antigüedad o historia. Primero, por su facilidad, pues los “pescadores ya están ahí; es la forma natural de hacerlo”.

En segundo lugar, por justicia, ya que no aparece apropiado “darle los derechos a otros cuando ya hay gente en el negocio que ha estado sujeta a restricciones, ha invertido su vida, su dinero y su tiempo, probablemente por generaciones”. Y, en tercer lugar, está el argumento de la eficiencia, pues se trata de las personas que “saben hacerlo, que tienen mayor conocimiento del sistema”.

Comentó que en las casi mil pesquerías en las que se han fijado cuotas individuales, la asignación se ha llevado a efecto por capturas históricas. Entre los pocos casos de licitaciones se cuenta Rusia y Estonia, en donde se introdujeron subastas en el 2001, pero no funcionaron y se detuvieron en el 2003. La razón: se redujeron las utilidades de la industria, porque debían pagar por los derechos, lo que le restó competitividad; hubo colusión e incluso se boicotearon los remates. “Los respectivos gobiernos detuvieron este sistema porque estaba destruyendo el negocio”, detalló.

El especialista cree que en los próximos 20 años el mundo verá un mayor movimiento hacia las CIT, yendo del 25% actual a un 50% de la pesca global. De igual manera, habrá muchos avances en los sistemas de control y supervisión, porque se mejorará la tecnología para ello. Por último, considera que habrá una tendencia hacia la autoadministración de la industria; “ésta podrá cuidar de sí misma y podrá hacer su propia investigación”, dijo.

En el caso de Chile, Arnason fue claro en sostener que el régimen actual debe perfeccionarse y perpetuarse, ojalá llegando a ser permanente. “Lo importante es que la industria y las personas reconozcan las cuotas pesqueras como un activo que les pertenece, para así poder invertir pensando en el largo plazo y no tener incertidumbres en el futuro”.

El caso de Nueva Zelanda

El experto islandés afirmó que probablemente el mejor sistema de CIT en el mundo es el de Nueva Zelanda, porque es muy seguro, indefinido, protegido por la Constitución, muy fácil de transferir y exclusivo.

“Debido a este régimen es que vemos a las compañías neozelandesas presentes en todas partes del mundo; están muy seguras en su país y en el extranjero”, comentó el investigador.

En segundo lugar, ubica al sistema islandés. Y le sigue el noruego, que tiene muchas similitudes al chileno, con derechos de propiedad más bajos, menos eficiencia que los dos primeros y poca transferibilidad.