“La industria pesquera enfrenta la peor crisis de las últimas dos décadas”

“La industria pesquera enfrenta la peor crisis de las últimas dos décadas”

 

Texto: Carolina Pizarro Maureira.

Una situación difícil. Así define Luis Felipe Moncada, nuevo presidente de la Asociación de Industriales Pesqueros (Asipes) -gremio de la zona centro sur que reúne el 65% de las capturas pesqueras del país-, el año que están viviendo los operadores por la escasez que afecta al jurel, la sardina, la anchoveta y la merluza común y de cola (austral). “La industria enfrenta la peor crisis de las últimas dos décadas”, dice. La recuperación, advierte, recién podría fecharse en 2015, cuando el jurel exhiba mayores volúmenes en las aguas chilenas. A ello se suman los cambios de la nueva Ley de Pesca, con la creación de los comités científicos, necesarios para la asignación de la cuota global de 2014, y el abandono, por parte del sector industrial, de sus derechos históricos para pasar a licencias transables.

Para enfrentar este nuevo ciclo, la Asipes se reestructuró y eliminó el cargo de gerente general, que Moncada ocupó hasta la semana pasada. En su lugar se conformará un consejo directivo, integrado por cinco directores, para profesionalizar la asociación. Y desde ahora ya no será un presidente de empresa el que encabece la asociación. “La actividad gremial requiere mayor concentración, porque el sector está pasando por una serie de actividades muy intensivas. Se decidió tener a alguien 100% dedicado”, cuenta Moncada.

¿En qué situación se encuentra la industria hoy?

Desgraciadamente, se ha producido una conjunción especial. Por primera vez en dos décadas las principales especies del país, y en particular de la zona centro sur, no han estado disponibles en el mar. Hay una situación muy delicada para la industria, porque hay una disminución importante de la materia prima. La cuota de jurel (250 mil toneladas este año) ya se pescó. Ahora bien, lo bueno es que ha mostrado una recuperación, pues se presenta de buen tamaño. Pero el jurel es una parte del conjunto de las pesquerías que se requieren para que la industria pueda operar de manera adecuada. Hoy vemos que la sardina, la principal materia prima para la fabricación de harina de pescado, no está disponible. A esto se suma el problema de la merluza común, que está afectada porque la jibia se alimenta de ella, y problemas en la administración de la merluza de cola en el centro sur y sur austral de Chile.

¿Cuánto podría extenderse esta crisis de escasez?

Si hay una buena administración pesquera, razonable en cuanto a la cuota para 2014 y razonable al levantar la veda de la sardina cuando el tamaño sea el adecuado (12 centímetros), la sardina podría recuperarse hacia 2015 y volver a un régimen más cercano a la normalidad, del orden de las 600 mil toneladas anuales. Actualmente sólo se ha pescado 100 mil toneladas.

En el caso del jurel, el anhelo es que ojalá dentro de un par de años podamos ver una recuperación importante. Para ello es necesaria una adecuada administración de parte de la Organización Regional de Pesca (ORP) y que Perú ingrese a ella y respete las normas que se establezcan.

¿A fines de la década el país podrá recuperar los niveles de pesca que tenía hace 10 años?

Es difícil que Chile vuelva a volúmenes como los del pasado, pero si llegara a capturar a fines de la década unas 600 mil a 700 mil toneladas de jurel, a mantener una pesca estable de 600 mil toneladas de sardina, a pescar unas 150 o 180 mil toneladas de merluza de cola, y la merluza dejara de ser comida por la jibia, la industria podría tener un futuro asegurado de largo plazo y dar el trabajo que se dio en su momento.

¿Cuál es la capacidad ociosa que tienen hoy?

Es muy grande, porque la industria fue construida sobre una base de pesca de sobre un millón de toneladas de jurel y cuando se terminaba la actividad del jurel se pescaban sardinas y anchovetas y además se tenía disponible la merluza común. Al sumar todo teníamos tres a cuatro millones de toneladas. Hoy se están capturando 250 mil toneladas de jurel.

¿Cómo ha afectado al empleo esta crisis?

Las compañías han tratado de demorar lo más posible los ajustes, pero se han perdido más de 1.000 puestos de trabajo este año entre plantas y flotas. Hay que tomar en cuenta que es una actividad que deja de pescar en mayo y no tiene expectativa de volver a hacerlo hasta marzo del año siguiente. Ninguna actividad económica puede seguir tal cual sin que haya un efecto en el empleo.

¿Cuándo esperan que se implemente la nueva Ley de Pesca?

Estimamos la plena aplicación de la ley hacia el año 2016, aunque hay cosas que van a comenzar a operar antes, como, por ejemplo, el sistema de licencias transables y el tema de los comités científicos. Esta es una ley que requiere entre ocho y nueve reglamentos nuevos.

¿Podrán estar los comités para la designación de la cuota de pesca para 2014?

Los comités científicos deberían estar construidos dentro de agosto, porque en noviembre tienen que tener una opinión formada y entregada a las autoridades para fijar la cuota antes del 31 de diciembre.

¿Ese plazo es realista?

Es un plazo bastante estrecho, pero esperamos que se cumpla. Además, no hay otra forma de fijar las cuotas de pesca.

¿Qué pasa con las licencias transables? ¿La industria ya se cambió?

La gran mayoría de las compañías optó por trasladarse a las licencias transables. Tenemos la impresión de que no va a haber ninguna que se quede, porque pese a que el permiso de pesca anterior tenía el carácter indefinido, la ventaja es que ahora se separa la nave de la cuota y la licencia es divisible. Dentro de las nuevas facultades, se pueden arrendar.

¿Serán efectivamente transables las licencias?

Tenemos la impresión de que con el paso del tiempo eso va a ocurrir. Pareciera que dado el pequeño volumen de cuotas que hay en las diferentes pesquerías, ocurrirá que las transferencias no se desarrollarán de inmediato, sino que más bien en la medida que las pesquerías crezcan en sus volúmenes.

¿El reglamento de las licitaciones es un tema que les preocupa?

Dado que los recursos están reprimidos, ese reglamento no tiene urgencia, porque hay un espacio de tiempo en que tiene que estudiarse para fijar cuál será el límite máximo sostenible.