“Chile será capaz de recuperar sus recursos si se administran eficientemente”
En el mes de julio, la Asociación de Industriales Pesqueros A.G. (Asipes) decidió que la presidencia del gremio con base en la Región del Biobío quedara en manos de su gerente general, Luis Felipe Moncada Arroyo, reemplazando, de esta forma, a Jan Stengel, quien ejerció el cargo en dos oportunidades.
La razón de esta decisión, y al igual que ha sucedido en otros gremios del país, responde a que los directores cuentan cada vez menos con el tiempo suficiente para responder con las exigencias del cargo y por ello “pensaron que yo podría servir en la presidencia”, dice Moncada, quien es abogado de la Universidad de Concepción y que desde 1990 ha ocupado la gerencia general de la Asipes.
En sus más de 20 años de relación con el mundo pesquero, Moncada participó activamente en la tramitación de diversas normativas, como la Ley General de Pesca y Acuicultura en 1991, la Ley de Límites Máximos de Captura por Armador (LMCA) en 2001 y la Ley de Pesca que fue aprobada en 2012, pero además ha sido un actor en la negociación de temas internacionales relativos con la pesca, situaciones que le han permitido conocer a fondo al sector y sus principales necesidades.
¿En qué aspectos centrará su gestión al mando de la Asipes?
El primero es trabajar para poner en práctica la Ley de Pesca, lo que durará un par de años. Si bien hay cosas urgentes, como que se entreguen formalmente las Licencias Transables de Pesca (LTP) y la instalación de los Comités Científico-Técnico, hay otros temas que tienen que ir entrando paulatinamente en funcionamiento, como diversos reglamentos, y donde estamos cooperando lo más activamente posible.
Lo segundo se relaciona con la conservación pesquera. No habrá futuro para el sector si los recursos no se conservan o recuperan. Es muy importante que la ley entre en funcionamiento para que las decisiones que tomen las autoridades sean acordes con las recomendaciones científicas y técnicas.
Otro tema es la recuperación del jurel que hoy está siendo administrado por la Organización Regional de Pesca del Pacífico Sur (ORP), entidad que fija las pautas en cuanto a los volúmenes a capturar.
Un cuarto aspecto relevante es retomar la relación de la industria con las comunidades donde se encuentra inserta, tema que se vio interrumpido luego del terremoto.
Finalmente, estamos muy activos con el tema ambiental. La Asipes cuenta con un ingeniero de medio ambiente para ver permanentemente cómo producir el mínimo efecto posible y elevar distintos paramentos.
Se ha dicho que la industria pesquera está pasando por una difícil situación, ¿qué factores han llevado al sector a dicha situación?
Efectivamente la industria está viviendo una de las situaciones más difíciles de las últimas décadas producto de la disminución de las capturas de diversos recursos. Tenemos el problema del jurel que llegó a una bajísima cuota este año producto de una importante acción depredatoria más allá de las 200 millas, en la última década y por barcos factorías de otras banderas.
También están las merluzas. Acá hay un problema de administración en la merluza de cola y una situación compleja en la merluza gayi o común por la acción de la jibia, que es un voraz depredador de esa especie.
Y la sardina que, a la fecha, ha caído a capturas bajo las 200.000 toneladas en circunstancias que la cuota para el año es de 600.000 toneladas. A nuestro juicio, esto responde a una equivocada administración pesquera debido a que en la última década se ha estado capturando como recurso juvenil.
Esto ha llevado a que la industria tenga un bajo volumen de materia prima para poder producir harina, congelado y conserva, además de todo el impacto económico y social que eso significa.
¿Estiman que ha existido una gestión deficiente de los recursos?
En la última década, muchos de los recursos compartidos por industriales y artesanales han sufrido la presión de sectores minoritarios acotados a unas pocas caletas en Chile y en esa materia las autoridades no han sido lo suficientemente fuertes en la toma de decisiones para sortear esas sucesivas presiones.
¿Qué resguardos está tomando la industria para capear esta mala racha?
En cuanto a lo pesquero, la industria está cumpliendo cabalmente con las cuotas para la conservación de los recursos como corresponde.
Respecto al tema económico y social, la industria desgraciadamente ha tenido que tomar medidas de ajuste dado que la materia prima y la actividad pesquera ha disminuido en forma importante.
Producto de esta situación, entendemos que se perderían alrededor de 500 puestos de trabajo en flota y 1.000 de planta y en servicios que operar alrededor de la industria, lo que es un impacto no menor.
En relación con las menores capturas, ¿qué responsabilidad tiene la industria? Desde el 2000, cuando se establecieron los LMCA, la industria ha contado con normas de fiscalización y certificación de sus capturas y, como sabemos, esa ley traía severas sanciones, como la pérdida de porcentajes de cuota en caso de que se excedieran las capturas. Hoy, con las LTP, las sanciones son más estrictas aún, de modo que a la industria no se le puede atribuir responsabilidad.
También se debe considerar que la industria captura el 44% de los recursos en Chile, mientras que, globalmente, el sector artesanal es responsable del 56%. En la zona centro sur la participación de los artesanales es mayor, ya que hay especies como la sardina y anchoveta donde tienen un 78% y, por lo tanto, no creemos ser los responsables de la difícil situación existente.
Ahora, no se debe olvidar que la administración, en el caso de la sardina, permitió la captura de recursos juveniles y que, por otra parte, en la primavera de 2012 y verano de 2013 hubo una serie de fenómenos oceanográficos que han llevado a un menor reclutamiento y a una pérdida de huevos y larvas.
¿Existe alguna estimación de cuándo podrían comenzar a recuperarse las especies que se han visto deterioradas?
En el jurel, que es una especie de crecimiento lento, se estima que las medidas planteadas por la ORP podrían llevar a duplicar la biomasa existente en un plazo de seis a ocho años.
En cuanto a la sardina, y si se establecen cuotas razonables y no se permite capturar juveniles en marzo, probablemente en un periodo de dos años este recurso podría recuperarse, lo que sería importante por la incidencia que tiene en la industria y en el sector artesanal.
¿Confía en que el difícil momento se podrá revertir?
La situación actual no es sostenible. Si seguimos con capturas de jurel cercanas a las 250.000 toneladas y solo se extraen 180.000 toneladas anuales de sardina, la industria como se conoce no se podrá mantener. Los volúmenes son muy reducidos.
Pero somos optimistas y creemos que Chile será capaz de recuperar sus recursos si se administran eficientemente.