Planta de Orizon de Coquimbo se reinventa a través de la innovación y apuesta a procesar productos locales

Firma del Grupo Copec, con centros productivos en Coquimbo, Coronel, Puerto Montt, además de ventas anuales superiores a los US$160 millones, tiene una línea comercial conformada por un 50% de productos propios y el resto con marcas importadas o de terceros.

Inauguración centro CeTa Coquimbo

La empresa Orizon estableció un comodato a tres años para destinar una antigua planta de ostiones en el colosal centro que posee en Coquimbo, y desde ahora albergará el recién estrenado Centro Tecnológico para la Innovación Alimentaria (CeTA) que fortalecerá las capacidades empresariales para la producción y emprendimiento de alimentos saludables (ver nota principal). El interés de la firma del Grupo Copec, ligado a la familia Angelini, fue certero, debido a que este centro de producción —uno de los tres que posee en el país, junto a Coronel y Puerto Monttpor distintas razones, principalmente por competencia internacional, fue quedando desocupado y se puso a disposición para desarrollar actividades nuevas, donde también abre la oportunidad a que emprendedores locales puedan escalar.
Así lo asegura el Gerente General de Orizon, Rigoberto Rojo. “Aquí en Coquimbo, la planta tiene características industriales y queremos ponerla a disposición, en este caso de CeTA, para desarrollar actividades nuevas. Aquí van a ver 1.000 metros cuadrados de todo tipo de equipos, de los cuales los emprendedores puedan escalar sus innovaciones”, asegura.

La idea, agrega Rojo, es que el comodato se prolongue por “muchos años más”, dado que la firma de alimentos hoy no solo distribuye productos del mar, “los pescados que hacemos nosotros mismos, mariscos, etc. Sino que hoy distribuimos marcas importadas y queremos comercializar productos de emprendedores”. Según el alto ejecutivo, Orizon, que posee ventas anuales superiores a los US$160 millones, mantiene una línea comercial conformada en un 50% por productos propios y el resto con marcas importadas o de terceros.
“Entonces, lo que queremos es salirnos, adicionar productos que sean de mayor innovación o que sean productos regionales”, dice.
Reapertura tras dos años

Fue en febrero del 2017, cuando Semanario Tiempo informaba la reapertura de la ex planta Coloso en Coquimbo, lo que generó altas expectativas en la contratación de mano de obra.
El reclutamiento se había realizado en noviembre del 2016, alistando a una masa laboral de 160 personas, su gran mayoría a contrato fijo. En ese periodo, la planta daba cuenta que solo en un mes se habían recibido cerca de 2.500 toneladas de caballa y jurel, además de otras 380 toneladas de anchoveta, captura por los pescadores artesanales de Tongoy, Guanaqueros y Coquimbo, además de una flota industrial compuesta por la Cooperativa de Armadores Cerqueros IV Región, Cercopesca.

“Esta conservería la reabrimos hace dos años, pero de nuevo, por cosas del mercado, por cuotas de Pesca, tuvimos que volver a cerrarla.

Pero seguimos intentando, y este es un ejemplo de esto: traer otros productos, procesos innovadores para que esta planta vuelva a la vida y podamos contratar aquí gente de la zona”, complementa.

Actualmente, la planta de Coquimbo mantiene la recepción de productos del mar ligado en un 100% a la pesca artesanal, ya que los barcos están en puerto fijo en la zona centro-sur del país. “(Esto) hace que sea una planta con aún más valor.

En el fondo, el crecimiento artesanal y de productores de la zona, que pueden usar estas instalaciones, hacen a la empresa comercial Orizon pueda desarrollar nuevos productos, dentro del paraguas de la alimentación saludable”, cuenta.

LEY DE PESCA Rojo apunta a que la vigencia de la Ley de Pesca restringió el funcionamiento de la planta, debido a la disminución de las cuotas en búsqueda de sustentabilidad de los recursos marinos. Ejemplo de ello, precisa, ocurrió con la extracción del jurel, obligando a la industria a retomarla posteriormente, dado que la tendencia era alcanzar un producto sano, el que hoy alcanza tasas de crecimiento que varían entre el 5 y 15%, cada año.

“Por lo tanto era un bache que había que pasar en búsqueda de la sustentabilidad y así lo entendemos todos”, sentencia el Gerente General