Declaración de Sonapesca sobre proyecto de ley que prohíbe la pesca de arrastre en la merluza común

Con motivo de la aprobación de la indicación de la comisión de pesca de la cámara de diputados sobre el proyecto que busca prohibir la pesca de arrastre respecto de la merluza común dentro de las 30 millas marítimas a nivel nacional, la Sociedad Nacional de Pesca (Sonapesca F.G.), el mayor gremio pesquero del país que agrupa a más de 100 empresas pequeñas, medianas y grandes, expresa lo siguiente:

Lamentamos la decisión de la comisión de pesca, en la que algunos parlamentarios nuevamente se dejan de lado los argumentos científicos esgrimidos por diversas exposiciones de las autoridades, certificadoras internacionales de sustentabilidad, trabajadores, científicos y académicos que plantearon que esta red puede hacer pesca sustentable. Hoy, el método de la pesca de arrastre es el más utilizado en las pesquerías de las merluzas del mundo. Es un arte sostenible lo que demuestra que 133 pesquerías en 28 países se encuentran certificadas por el Marine Sterwardship Council (MSC), el sello de sostenibilidad más exigente del mundo. El segundo principio de esta certificación evalúa el impacto de las redes al medio ambiente, a través de 22 exigentes indicadores, tales como información y seguimiento de especies retenidas, accesorias, en peligro de extinción, hábitat y ecosistemas, entre otros.

En el caso de la pesquería de merluza gayi, las operaciones industriales con redes de arrastre aprueban la evaluación por las incorporaciones tecnológicas que se han hecho a las redes durante años, porque se opera en zonas de arena y fango, existe un programa de observadores a bordo, cámaras de vigilancia en la nave, programas de mitigación del descarte, entre otras medidas

El gremio hizo llegar todos los antecedentes técnicos que demuestran que la pesca de arrastre en la merluza común no es el problema, si no el enorme volumen de pesca ilegal a la que es sometida esta pesquería.  Y como dijeron los expertos, el problema no son los artes de pesca, sino el exceso de pesca por sobre la cuota global, debido a la pesca ilegal.  Es evidente que si no se cumplen las cuotas es imposible que una pesquería sea sostenible.

Hoy la industria chilena y, sobre todo, las empresas socias a Sonapesca han adscrito un compromiso por la sustentabilidad y buenas prácticas pesqueras. Por ello, todas las compañías han modernizado sus redes para minimizar la pesca de fauna acompañante y capturas incidentales, así como permitir el escape de juveniles, logrando en todos estos aspectos de selectividad los mejores índices internacionales.

Esta combinación de la tecnología electrónica de última generación, junto con las mejoras en los artes de pesca, han permitido que en la actualidad se capture un 97% de la especie objetivo (merluza común), siendo uno de los mejores resultados a nivel mundial. En resumen, en la actualidad las redes de pesca que usa la pesca industrial son livianas y altamente selectivas.

Además, hay que destacar que en territorio nacional está prohibido pescar en ecosistemas marinos vulnerables y montes submarinos, aunque en los lugares donde se pesca la merluza común no existen arrecifes de coral o ecosistemas en peligro, ya que según un estudio de la UCV el 97,5% son fondos blandos de fango.

Hoy lo importante es potenciar el comité científico y el comité de manejo, así como aplicar el plan de manejo aprobado, lo que permitiría avanzar en las certificaciones en sostenibilidad y aplicar a los más altos estándares, de esta forma lograr un equilibrio entre el desarrollo de actividad económica y velar por la salud de la pesquería. En la actualidad, el principal problema es la pesca ilegal, la que duplica la cuota global anual autorizada por el Comité Científico Técnico, según diversos informes y estudios de proyectos FIP, ONG, observadores a bordo de IFOP y del Comité de Manejo.

Esperamos que antes de la votación en la sala, sean atendidas las voces de académicos, expertos y científicos, y el análisis y votación se centre en lo técnico/científico y no en slogans infundados que solo perjudicarían y castigan a un sector productivo alimentario y económico que aporta a la seguridad alimentaria del país, al desarrollo de la economía nacional y regional y fomenta empleos de buena calidad en diversas localidades costeras de nuestro país.