Cultivos de ostión y abalón: Retomando el optimismo

Muchas son las dificultades que han tenido que sortear los acuicultores de la zona norte. Sin embargo, en el último tiempo están apareciendo señales que permiten creer que se puede recobrar el dinamismo y hacer que estas industrias vuelvan a brillar.

La ostion-cultivo-620x403acuicultura chilena no solo se compone de salmón y mejillón. Mientras estos cultivos comenzaron a desarrollarse hace más de 20 años en el sur de país, en el norte también surgieron emprendedores que dieron paso a un exitoso cultivo de ostión del norte y abalón, moluscos que lograron ser producidos a escala comercial y que por años han sido enviados a Europa y Asia, respectivamente.

No obstante, el camino para estos acuicultores no ha sido fácil. Situaciones productivas y principalmente de mercado han hecho que varias empresas desistan del negocio y vendan o simplemente cierren sus puertas. Pero todavía quedan varios que confían su potencial negocios y que están a la espera de una positiva reactivación.

Ostión: Mejorando la demanda

La industria ostionera nacional, concentrada en las regiones de Atacama y Coquimbo, en los buenos tiempos llegó a cosechar más de 20.000 toneladas (t). En 2008, por ejemplo, se superaron las 21.000 t. Sin embargo, desde ese año en adelante, comenzó un fuerte descenso (ver Gráfico 1), llegando a tan solo 2.883 t en 2015. Los retornos por exportaciones han seguido el mismo camino a la baja, situándose en poco más de US$5 millones el año pasado.

¿Qué ocurrió? La caída de las cosechas se inició en 2008 con la crisis económica que afectó a los mercados internacionales y se agravó producto de la competencia del ostión peruano, que entró en los mercados a muy bajo precio. “Además, el boom minero complicó la disponibilidad de personal para manejar los cultivos. Eso, junto con condiciones oceanográficas desfavorables, dificultaron aún más la situación”, cuenta el director del Departamento de Biología Marina de la Universidad Católica del Norte (UCN), Federico Winkler.

Los desastres naturales también hicieron lo suyo. La bahía de Tongoy (Región de Coquimbo), que registraba la mayor producción ostionera del país, fue golpeada en 2011 por un tsunami derivado de un terremoto ocurrido en Japón. Luego, fue afectada por temporales que destruyeron mucha de la infraestructura de cultivo y, finalmente, fue víctima de un nuevo maremoto a causa del terremoto que afectó a la zona norte el año pasado. “Todo esto llevó a que varias empresas decidieran cerrar. La caída en la masa desovante de ostiones afectó también la disponibilidad de larvas y obtención de semillas. En suma, se aprecia la confluencia de varios factores que se alinearon para contribuir a la crisis de la industria”, destaca el académico.

Durante los años en que hubo mayor oferta de ostión desde Perú, entre 2012 y 2015, y el precio del molusco con coral en Europa se mantuvo bajo, algunas de las compañías chilenas que participaban en el negocio optaron por comercializar parte de su producción en el mercado nacional, bajo el formato de ostión vivo en sus valvas. Esta misma opción tomaron los pequeños cultivadores que, desde la década de 1980, están presentes en el rubro. Se trata de pescadores artesanales que se reconvirtieron y comenzaron a participar en la captación de semillas y engorda de ostión tanto en Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos como en concesiones acuícolas.

“Nos dimos cuenta de que el mercado nacional es mejor que el europeo. Este último nos puso muchas exigencias e implementamos muchas de ellas, pero igual terminaron comprando el ostión peruano. Por eso nos desilusionamos y nos enfocamos en el mercado local, que es donde tenemos la mayor venta en este momento”, comenta el tesorero de la Asociación Gremial de Pescadores Artesanales de Tongoy, Julio Alfaro.

Los últimos meses se ha apreciado una disminución de la oferta de ostión peruano. Eso ha motivado un alza del precio en Europa, lo que, junto con un mejor tipo de cambio, presenta un escenario más optimista para los cultivadores nacionales. Es así como durante este año estaría disminuyendo la oferta del producto en el mercado local, mientras las exportaciones vuelven a tomar fuerza, con el ostión media concha con coral congelado, como producto principal.

Hoy quedan pocas empresas que producen ostión a gran escala en Chile. Camanchaca, por ejemplo, a fines de 2015 decidió vender su negocio vinculado a esta actividad en US$1 millón. Sus nuevos dueños están recién conociendo los detalles de su adquisición. Invertec Ostimar, otra compañía histórica en el rubro, continúa con sus operaciones, enfocándose en profundizar y diversificar los canales de distribución y agregando mayor valor a sus productos.

Abalón: A la conquista de China

En el caso de la industria del abalón, aquí las cosechas han mostrado un crecimiento sostenido los últimos años, pasando desde unas 243 t en 2005 a unas 800 t en 2010 y más de 1.000 t desde el 2013 en adelante. No obstante, los retornos por exportaciones han venido a la baja, situándose en US$14 millones en 2015, la cifra más baja de los últimos cinco años (ver Tabla 1).

El abalón chileno ha tenido, por muchos años, dos mercados principales; Hong Kong, para las conservas, y Japón, para el congelado. Sin embargo, los últimos años se ha venido dando una creciente producción de este molusco en China. Eso, junto con la reducción de la demanda, producto de medidas proausteridad que ha estado instaurando el Gobierno chino, ha llevado a una importante caída en los precios. Otros factores que han debilitado al sector tienen que ver con “el tipo de cambio y la falta de capital humano especializado en acuicultura en la zona donde estamos presentes”, según el gerente de la División Cultivos de Camanchaca, Nicolás Guzmán.

Es por eso que varias productoras de abalón han salido de la industria los últimos años. Hoy quedan alrededor de diez. Algunas de ellas producen las semillas y engordan el molusco en estanques en tierra en el norte, como Camanchaca. Otras, producen las semillas en el norte, pero engordan en las aguas del sur, como ocurre con Chilesan, que tiene operaciones en Chiloé (Región de Los Lagos).

En este momento, las condiciones de mercado estarían mejorando. Los productores chilenos están viendo que China puede representar una gran oportunidad. Esto porque la producción de abalón del gigante asiático se ha reducido debido a problemas que han tenido con sus cultivos y también por políticas estatales que han tratado de reconvertir a los acuicultores a áreas como el turismo. No obstante, el consumo del molusco sigue siendo significativo. Se dice que si en el mundo se consumen alrededor de 80.000 t de abalón al año, 50.000 corresponderían solo a China.

“El modelo de cultivo familiar de abalón en China ya no existe más. Ellos se expandieron hacia otros negocios, pero el consumo continúa. Es ahí donde los chilenos podemos entrar. Antes estábamos en un mercado muy pequeño, pero ahora estamos empezando a abrir nuevas fronteras”, admite el jefe de Proyectos y Producción de Chilesan, Álex Poblete.

Confianza en el futuro

A pesar de tanta dificultad, los productores chilenos de ostión y abalón confían en que estas actividades aún tienen potencial. En Tongoy, los pescadores están optimistas porque, con la ayuda del Gobierno –y de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura–, han podido sobreponerse a los efectos que dejaron los desastres naturales, sobre todo el tsunami de 2015. “No nos podemos quejar, porque todo ha salido bien”, manifiesta Julio Alfaro, quien no se arrepiente de haber optado, tal como los 120 socios de su gremio, por incursionar en la acuicultura de pequeña escala. Ellos solo esperan que las autoridades los reconozcan como tal y que a través de una ley que se espera que salga en el mediano plazo, se les beneficie, por ejemplo, con la exención del pago de patentes de acuicultura. “Ahí sí que seríamos felices”, dice.

En el caso de los abaloneros, los productores esperan que el mercado se estabilice y se logre tener precios más o menos constantes, con el fin de que quienes permanecen en el negocio puedan continuar por muchos años más, ya que la inversión es grande. “Si seguimos siendo el pelo de la cola, es un escenario donde siempre termina bajando más el precio del producto chileno, es difícil que se continúe. Estamos esperando que las cosas cambien y el mercado sea más estable”, dice Poblete. Desde Camanchaca, en tanto, reconocen que no se visualiza en el mediano plazo un crecimiento en los niveles de producción en el mercado chileno. Sin embargo, de acuerdo con Nicolás Guzmán, “creemos que el abalón tiene potencial para ser un negocio rentable”.

La Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) se ha preocupado bastante de apoyar a la industria acuícola de la zona norte con el fin de que el cultivo de moluscos se reactive y se logre, al mismo tiempo, diversificar la actividad. Esta institución apoyó, por ejemplo, el desarrollo del Centro de Innovación y Desarrollo para una Acuicultura Sostenible (Cinndas), el que incorpora a las regiones de Atacama, Coquimbo y Valparaíso.

En el caso de la Región de Coquimbo, el director regional de Corfo, Andrés Sánchez, comenta que “nos hemos planteado como meta productiva transformar al sector pesquero y acuícola en un actor transcendental en el desarrollo económico, social y cultural de la zona a través de la sofisticación de los productos de origen marino”. Dentro de este marco es que se está desarrollando un Programa Estratégico Regional (PER) vinculado a la industria.

“Iniciativas como el Cinndas y la implementación del PER permitirán no sólo la reactivación de la industria ostionera y abalonera regional, sino que estamos convencidos de que este dinamismo vendrá también por la diversificación a través de nuevos cultivos. La demanda insatisfecha de proteínas de calidad provee una oportunidad para el desarrollo del sector acuícola de la zona, que puede aportar con cultivos provenientes de bahías certificadas”, declara el funcionario.

Acuicultura de moluscos en el norte de Chile

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Fuente: Aqua – septiembre