Años 2019 y 2020: Tiempos difíciles para el sector pesquero nacional

El año pasado fue bastante difícil para la pesca industrial, debido, principalmente, a la aprobación y entrada en vigencia de la ley que eliminó el uso de redes de gran envergadura para la captura de la jibia. Para la pesca artesanal, la situación tampoco ha estado fácil. Este complejo panorama se mantiene este año 2020, marcado por la pandemia mundial del Covid-19.

Chile tiene una enorme tradición pesquera, situándose entre las principales naciones que se dedican a esta actividad en el mundo. De acuerdo con el estudio “Estado Mundial de la Pesca y Acuicultura en el Mundo 2018”, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), nuestro país ocupa el lugar N° 12 en el ránking de los principales productores de pesca de captura marina, con un total de 1.499.531 toneladas desembarcadas en 2016. Es precedido, en orden de importancia, por: China, Indonesia, Estados Unidos, Rusia, Perú, India, Japón, Vietnam, Noruega, Filipinas y Malasia.

Pero, ¿cuál es la realidad actual del sector? Revisando las cifras de 2019, se tiene, de acuerdo con el último Informe Sectorial de Pesca y Acuicultura publicado por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca), que al mes de diciembre del año pasado, los desembarques del sector extractivo totalizaron 2,1 millones de toneladas, cifra un 7,8% menor respecto al año 2018. Este sector representó el 62% del total del volumen desembarcado en el país, considerando tanto pesca como acuicultura.

A diciembre de 2019 los desembarques industriales y artesanales, sin considerar recolectores de orilla y áreas de manejo, registraron un total de 1,9 millones de toneladas, de las cuales 1,7 millones de toneladas correspondieron a peces y donde las pesquerías pelágicas representaron el 94%; seguidas por la pesquería demersal sur austral, con un 2,1%; y “Otros peces”, con el 1,2%.

Cabe destacar que el año pasado los desembarques de recursos pelágicos alcanzaron 1,65 millones de toneladas, lo que significó una disminución del 6,7% respecto al año anterior. Del total del desembarque pelágico, el sector artesanal explicó el 45,6%, mientras que el otro 54,4% fue explicado por el sector industrial. Los recursos pelágicos más relevantes fueron la anchoveta (Engraulis ringens), jurel (Trachurus murphyi) y sardina común (Strangomera bentincki), aportando el 44,9%, 26,9% y 19,4%, respectivamente.

En cuanto a la anchoveta, el desembarque acumulado a diciembre alcanzó 742,5 mil toneladas, lo que implicó una disminución del 11,5% respecto a igual fecha de 2018. La principal fracción del desembarque se registró en las regiones de Arica y Parinacota a Tarapacá, con 524 mil t, que representó el 70,6% del desembarque total. La zona comprendida entre las regiones de Valparaíso a Los Lagos aportó con el 21,3% y las regiones de Atacama y Coquimbo con el 8,2%.

El desembarque total de jurel, en tanto, acumulado al mes de diciembre de 2019, alcanzó a 444,3 mil toneladas, lo cual fue un 14,6% superior respecto al mismo período del 2018.

Las capturas de jibia (Dosidicus gigas), por su parte, totalizaron 58 mil toneladas, lo cual fue un 60% inferior respecto al año previo. Esta última actividad se concentró en las regiones de Valparaíso a Los Lagos, con un 88,5% del total. En cuanto a esta especie, hay que destacar que el año pasado la flota industrial paralizó sus operaciones producto de la Ley N° 21.134, que a partir de agosto de 2019 solo se autoriza la captura de este recurso mediante el sistema de poteras o línea de mano.

En 2019 también se evidenció un aumento del 12,4% en las capturas de un recurso emblemático para el sector, como es la merluza común (Merluccius gayi gayi), donde el sector industrial aportó el 67,9% del total, con 17,6 mil toneladas, mientras que el sector artesanal registró 8,3 mil t, lo que es un 0,6% superior registrado al año anterior.

Exportaciones a la baja

En cuanto a exportaciones, en 2019 la pesca extractiva totalizó una producción 464,5 mil toneladas, mostrando una baja de un 6,7 respecto a 2018. De igual forma, se obtuvieron US$883,3 millones por concepto de ventas, monto un 20% inferior al del año previo. Lo anterior se explica, principalmente, por la caída significativa en las ventas de congelados, como es el caso de jibia, que tuvo una baja de un 65%. También hubo disminuciones en las ventas de harinas de pescado prime y super prime (-21%) y harinas estándar (-65%), de acuerdo con datos de la Sociedad Nacional de Pesca (Sonapesca), a base de información de Aduanas.

En el caso de la harina de pescado, los envíos totalizaron US$226 millones en 2019, mostrando una baja de un 25,5% en comparación con los US$303 millones de 2018. El aceite de pescado, en tanto, sumó US$81 millones, con una baja de un 4,3% en comparación con el año anterior.

De acuerdo con el presidente de Sonapesca, Osciel Velázquez, “el 2019 fue un año difícil y complejo para la pesca industrial, debido, principalmente, a la aprobación de un proyecto de ley que eliminó el uso de las redes de pesca industriales para la jibia. Se trata de un proyecto inconstitucional y sin ningún fundamento científico o técnico, que generó una pérdida de 2.000 empleos directos, y que incluso, ha terminado perjudicando a los mismos artesanales que pretendía favorecer, debido al cierre de las plantas que antes ofrecían un importante poder de compra. En la zona norte, si bien la biomasa se encuentra en buen estado, solo se logró capturar dos tercios de la cuota asignada”.

Incertidumbre para el 2020

Si el 2019 fue difícil para el sector pesquero chileno, para el 2020 el panorama tampoco es muy favorable, pues, tal como muchos sectores productivos, la industria está lidiando en este momento con un escenario de pandemia mundial debido al Covid-19.

Osciel Velázquez comenta que, desde el inicio de la crisis sanitaria, la pesca industrial –sector fue declarado estratégico al ser productor de alimentos– estableció estrictos protocolos para proteger a su personal. En general, se han tomado medidas voluntarias y también las establecidas por la autoridad, respetando los toques de queda, barreras sanitarias y cuarentenas, entre otras exigencias. Considerando todo lo anterior, sostiene que “las operaciones son más lentas” y que la industria mantiene un ritmo de producción, en el norte, centro y sur del país, de alrededor de un 60% a 70% de su capacidad.

Uno de los problemas que más ha aquejado al sector industrial ha sido la operación y conectividad en la Isla de Chiloé (región de Los Lagos), desde donde provienen varios insumos, como peces, moluscos y productos de la pesca artesanal que son procesados en Puerto Montt. Esta situación ha ido evolucionando, con la ayuda de las autoridades, pero, de todas maneras, ha significado un alza importante en términos de costos por traslado.

En cuanto a comercialización, el representante de Sonapesca sostiene que “los principales canales de venta, tanto internos como externos, han disminuido drásticamente sus operaciones, como es el caso del canal HoReCa, ya que los hoteles han cerrado completamente y restaurantes han disminuido sus operaciones, trabajando solo con delivery. Ello ha producido el cierre o drástica disminución para quienes comercializan productos frescos. Para ello, la pesca industrial ha estado reorientando operaciones al congelado y apoyando emprendimientos para poder canalizar los productos artesanales”, expresa el ejecutivo.

Aquí, los pesqueros han tenido el apoyo de ProChile, que está trabajando en la identificación de los principales inconvenientes y oportunidades de los diferentes mercados internacionales, con la finalidad de apoyar a las empresas y emprendedores para que estos puedan encontrar oportunidades de negocio que permitan soslayar la situación actual. Sin embargo, “y dada la incertidumbre que existe, se deben seguir monitoreando los mercados para ver cómo se comportarán en el segundo semestre”, expresa el ejecutivo.

El presidente de Sonapesca concluye que es difícil saber cuál será el panorama terminado el 2020. “Siempre es difícil realizar proyecciones en el sector de la pesca, debido a la diversidad de variables que inciden. Si bien es cierto que las cuotas se incrementaron un poco este año, por consecuencia del Covid-19 la industria está operando con más lentitud y se debe esperar aún para saber si será posible alcanzar las cuotas fijadas para este año y para ver si los mercados se mantendrán activos. Luego podremos hacer una proyección”.

En cuanto a la pesca artesanal que vende su producción a la industria, Osciel Velázquez manifiesta que esta mantendría sus operaciones con cierta normalidad. Sin embargo, los pescadores dedicados al mercado de fresco es muy probable que muestren desembarques menores al 2019. En efecto, las últimas semanas se ha apreciado una fuerte inquietud en los miembros del sector artesanal, quienes han visto muy afectadas sus operaciones producto de la pandemia y han estado solicitando al Gobierno medidas para frenar la crisis social que se podría producir.

Fuente: Aqua.cl