Industriales y Ley de Pesca: “Las nuevas inversiones vendrán de la mano de la recuperación de las cuotas”
Además, destacó la plataforma laboral que crea, el fortalecimiento de la investigación, las medidas tendientes a desarrollar al sector artesanal, y el establecimiento de licencias transables de pesca a 20 años renovables.
Sin embargo, Sarquis, es de la idea de que hay otras medidas muy “desafortunadas”como las licitaciones de cuotas de pesquerías sobreexplotadas y el haber mantenido la tributación en los mismos montos pese a la disminución de la pesca.
“La ley actual tiene cosas que han sido tremendamente costosas para el sector como las licitaciones, el fraccionamiento, el tema impositivo y el costo en imagen. Pero eso es mirar el vaso medio vació. También podemos mirar el vaso medio lleno en el sentido de que tenemos una legislación de largo plazo que debería recuperar las pesquerías y darle un nuevo dinamismo al sector”, explicó el empresario a La Segunda.
Es más, el dirigente aseguró que con el marco normativo ya establecido, ahora el sector se debe preocupar de los dos años que vienen. “Debemos manejar los próximos dos años de la mejor manera posible porque van a ser, o deberían ser, los más difíciles desde el punto de vista de las cuotas. En la medida que las pesquerías se vayan recuperando, hay que poder darle un nuevo impulso al sector creando valor agregado, desarrollando nuevos productos y penetrando nuevos mercados. Ahora, si esto cambia diametralmente en los próximos años, bueno, veremos qué se hace”, agregó.
—En las condiciones actuales, ¿el negocio para los industriales sigue siendo rentable?
—En general los balances de las compañías pesqueras que son sociedades anónimas abiertas han visto pérdidas este año y bajas en la rentabilidad en los últimos siete años. Eso ha contribuido a una realidad en la que ha habido fusiones en los últimos 24 o 18 meses y una reestructuración que yo espero que en el corto plazo esté terminada.
Creemos que a contar de 2013, si es que las cuotas se pueden pescar tal como están fijadas, los resultados deberían ser mejores.
—¿Debieran comenzar las inversiones? Hasta ahora habían estado paralizadas producto de la tramitación de la ley…
—Hoy existe una capacidad ociosa en la industria muy grande. Hay 100 barcos y unas 20 plantas que están paradas por lo que en el corto plazo es difícil prever que haya grandes inversiones. Más bien lo que va a pasar es que va a haber inversiones para poder mantener de buena forma los activos que están operativos.
Las nuevas inversiones van a venir de la mano de la recuperación de las cuotas. Por eso mismo es que nosotros apoyamos a la autoridad en todo este proceso de cambios legales y en esta fijación de cuotas para el año 2013 en donde la mayoría de las cuotas por pesquerías han ido a la baja porque este es un proceso duro y necesario para poder recuperar el sector para adelante.
—El proceso que terminó ayer en el Congreso estuvo lleno de conflictos. Ustedes incluso hablaron de una campaña en contra de la industria. ¿Sienten que fue un proceso injusto?
—Más que injusto, y aquí hablo como empresario pesquero y no como dirigente gremial, la industria chilena ha estado los últimos 30 años muy enfocada a trabajar para adentro. Hoy día nos damos cuenta de que hay una serie de otros actores que están fuera de la frontera y tiene que haber un cambio en la forma de cómo nosotros nos relacionamos con la autoridad, con los parlamentarios, con nuestros vecinos.
A la industria le ha costado mucho entender eso y la verdad es que esto fue un balde de agua fría. Muchas veces mirado desde adentro, sufrimos una campaña de desprestigio y desinformación que no la entendíamos. Pero tampoco, creo que reaccionamos ni bien ni a tiempo. De este proceso hemos sacado una serie de lecciones.
—¿Cuánto pierde la industria con la nueva ley?
—Es difícil saberlo. En el corto plazo tenemos una serie de costos por los puntos que ya mencioné, pero también tenemos un largo plazo y una posibilidad de recuperar las pesquerías. Por lo tanto, creo que las cuentas no hay que sacarlas en el minuto en que la ley se promulgue sino que en cinco años más una vez que la ley haya entregado su potencialidad.