by Paulo | 8 agosto 2011 1:54 pm
Nadie en el sector pesquero industrial está indiferente a la discusión que se está dando sobre una posible licitación de alrededor de un 50% de las cuotas de captura. La Asociación de Industriales y Armadores Pesqueros de la Región de Coquimbo A.G. (AIP), representada por su presidente, Sebastián Vera, ha manifestado su posición en contra, principalmente, por la concentración que teme que se podría producir.
La mencionada asociación se formó en septiembre de 1988 y, actualmente, está conformada por diez socios, dentro de los cuales destacan empresas crustaceras y espaderas, las que “le imprimen el sello pesquero característico de la industria regional y que lideran las capturas y elaboración de dichos recursos a nivel nacional”, según el dirigente.
Durante el año 2010 las empresas socias de la AIP exportaron aproximadamente US$ 23 millones, correspondiendo dicho monto a un volumen de 2.400 t. Los empleos asociados bordean 1.300, repartidos entre flota, planta y administración.
Prontamente, el Ejecutivo presentará el proyecto sobre el sistema que sucederá a los actuales Límites Máximos de Captura por Armador (LMCA), donde se ha planteado la posibilidad de licitar hasta un 50% de las cuotas. La AIP ha manifestado su posición en contra de la subasta. ¿Por qué?
La licitación o subasta de las cuotas pesqueras no se vislumbra como una alternativa viable, toda vez que favorecería significativamente a las empresas de mayor tamaño, o grandes capitales externos, lo cual concentraría las adjudicaciones, excluyéndose a los pequeños armadores y empresas de perfil Pyme pesquero, como lo son las existentes en la Región de Coquimbo.
La experiencia demuestra es que en al menos doce licitaciones de langostino colorado, las empresas de mayor tamaño se han adjudicado los lotes más importantes, llegando a concentrar el 98% del volumen licitado.
¿Cómo evalúa el régimen de LMCA en términos de sustentabilidad de los recursos pesqueros? ¿Cree que ha habido una mejora respecto al régimen anterior?
Para sector crustacero integrante de la AIP, el actual marco jurídico de LMCA ha constituido un importante avance y un factor de estabilidad en el manejo de las pesquerías bentodemersales de crustáceos, como el camarón nailon, langostino amarillo y langostino colorado. En efecto, desde la instauración de los LMCA a partir del 2001, se estableció un nuevo equilibrio en la flota (la cual se redujo en aproximadamente un 50%), las plantas de proceso y el mercado. Se determinaron cuotas temporales y zonales, con lo cual la operación pesquera se racionalizó, potenciando la estabilidad laboral; se incrementó sensiblemente el valor agregado; y, por sobre todo, se pudo apreciar la notoria recuperación de los recursos involucrados.
De continuar los LMCA, ¿qué aspectos cree que habría que mejorar?En lo medular, la experiencia pareciera mostrar que debe mejorarse la transferibilidad asociada a las cuotas.
Quienes solicitan la licitación de las cuotas de pesca argumentan que dicho sistema es necesario para que puedan entrar nuevos actores al sector. ¿Efectivamente, hoy no es posible que ingresen nuevas compañías a la pesca industrial chilena?
Dicha afirmación es inexacta, ya que en nuestra asociación hay ejemplos verificables de empresas nuevas que han ingresado al sector con posterioridad a la instauración de los LMCA, comprando los derechos pesqueros. Eso mismo lo puede hacer cualquier compañía que quiera ingresar al sector o bien incrementar su participación. En otras palabras, la incorporación de nuevos actores puede ser asumida en la legislación actual vía trasferencia de cuotas.
En general, si es que se aprobara una licitación de las cuotas de captura, ¿cree que eso afectaría los números de la pesca industrial chilena, especialmente en términos de retornos por exportaciones?
Podría traducirse en un incremento del valor de las exportaciones si es que las pesquerías pelágicas, quienes sostienen la mayor parte de las capturas chilenas, reorientan su destino hacia el valor agregado, reduciendo la participación de la producción de harina por otros destinos más nobles y valiosos.
Sin embargo, también puede darse un escenario de cesantía en localidades donde las actuales plantas no resulten atractivas para quienes se adjudiquen las subastas y trasladen dichas faenas a otros lugares con nuevas ventajas logísticas. Si quienes se adjudican las subastas no tienen mayor compromiso con el sector que el meramente financiero, y considerando que estamos en presencia de un sistema débil en la función fiscalizadora, puede darse que lentamente disminuyan los recursos pesqueros para finalmente colapsar la pesquería.
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