by Paulo | 14 agosto 2014 2:10 pm
Sin embargo, debido a su cada vez menor disponibilidad, hay quienes consideran que sería beneficioso destinar parte de sus capturas al Consumo Humano Directo (CHD), con el fin de aprovechar de mejor forma el recurso e incrementar su rentabilidad.
De hecho, la nueva Ley de Pesca –promulgada en febrero de 2013– estableció una cuota de reserva para consumo humano para las empresas de menor tamaño, donde se incluyen la sardina y anchoveta. Fue así como recientemente alrededor de cinco plantas de la Región del Biobío lograron adjudicarse la licitación del 1% de la cuota global de estos recursos, lo que sumaría unas 14.000 toneladas.
Una de las beneficiadas fue Inversiones Caboma, empresa familiar que posee una planta en Tirúa (Región del Biobío). “Estamos viendo cómo desarrollar este negocio a base de recursos complejos de manejar. Lo interesante es que se trata de peces altamente proteicos, de modo que esperamos rescatar esas cualidades para alimentar, por ejemplo, a embarazadas y tercera edad”, comenta la gerenta comercial, Francisca Rubio.
Esta compañía –así como otras que participaron en la licitación– tendrán acceso a cuotas de estas pesquerías por tres años, plazo durante el cual tendrán la misión de desarrollar productos, así como mercados para su comercialización. Algunos, como Caboma, están pensando en ventas a nivel local, mientras que otros aspiran a exportar.
Posibilidades del negocio
El asesor pesquero y ex subsecretario de Pesca y Acuicultura, Pablo Galilea, relata que en el país se ha podido observar un creciente interés por utilizar estas pesquerías como fuente directa de alimentación humana. “Aumentar el valor a estos recursos generaría un impacto positivo en términos de empleo y sustentabilidad, lo que se traduciría en una mayor rentabilidad”, dice. Sin embargo, hay algunas complejidades. Una de ellas es que las embarcaciones que proveen de materia prima a las plantas de proceso deben contar con bodegas refrigeradas y no todas las lanchas artesanales las poseen. Además, estas tecnologías no son fáciles de instalar. El gerente de Operaciones de Inversiones Tirúa (y socio de Francisca Rubio), Jorge Venegas, dice que “necesitamos el apoyo del Estado para investigar y, ojalá, obtener un modelo sobre cómo tratar el producto para que llegue en buenas condiciones”.
Otro punto importante para estos emprendedores es lograr que las autoridades les ayuden a promover el consumo. “El Estado licita, pero después resulta complicado encontrar apoyo en otras instituciones que puedan cooperar para potenciar el negocio”, afirma Francisca Rubio. Similar opinión tiene el armador artesanal del Biobío y socio de Verdemar, José Luis Gallego, quien destaca la experiencia de Perú, donde está el Instituto Tecnológico de la Producción, el que se ha encargado de promover el consumo de pequeños pelágicos en la población. “Tenemos que armar esta industria, pero con políticas públicas que incentiven el consumo de los productos como hamburguesas, vienesas y croquetas de pescado, entre otros, que podemos elaborar”, precisa este pequeño empresario, que también, por su cuenta, está tratando de avanzar en el rubro.
Confianza en el futuro
A pesar de que el camino no se ve fácil, Pablo Galilea valora que la ley haya incorporado la cuota de estos pequeños pelágicos para CHD. “Este es uno de los tantos aspectos positivos que contempla la aplicación del nuevo cuerpo legal. Estos logros permitirán que los recursos pesqueros estén más cerca de las mesas de los chilenos”, expresa.
Los emprendedores también tienen esperanzas. “Este es un negocio interesante a largo plazo, pues se podría incrementar el valor del recurso, siempre que llegue en buenas condiciones a las plantas y, de igual forma, se aumentaría el valor del producto transformado”, acota Jorge Venegas. José Luis Gallego, por su parte, destaca los beneficios que se podrían ver en el país en términos de reducción de enfermedades cardiovaculares y obesidad infantil. “Hemos encargado análisis para estudiar el perfil químico y organoléptico de la sardina y anchoveta y hemos comprobado sus altos niveles de Omega 3, tan importante para el desarrollo físico y cognitivo de las personas”, dice.
Por ahora, quienes ganaron la licitación están trabajando a toda máquina para ver cómo operar y de qué forma llegar al mercado con productos novedosos y atractivos. Pero, como ellos recalcan, se requiere del apoyo del Estado y de todos sus brazos para que este saludable y rentable sueño entregue buenos resultados.
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